Estos son los ocho principios de la homeopatía, tal como los explica el
homeópata Javier Conde Rodríguez (y aunque, por el estilo, parece escrito en el siglo XIX, es actual: Conde Rodríguez está activo en Culiacán). Todos los textosentre comillas son suyos; en cursivas, mi explicación.
1.- Natura morborum medicatrix o vis medicatrix Natura. “La
VIS MEDICATRIX NATURA, Es un ente inmaterial que vela las 24 horas de todos los
días de nuestra existencia, por conservarnos con vida, desarrollando un trabajo
instintivo y persistente.” Es decir, la homeopatía consiste en dejar la
curación en manos de una especie de ángel de la guarda, que no es el homeópata
pues “En el mejor de los casos el Médico aspira a ser ayudante de la
Naturaleza, respetándola, obedeciéndola e imitándola”.
2.- Ley de semejantes. “Similia Similibus Curantur (lo
similar se cura con lo semejante)”. Es decir, si te rompen el cráneo con un
batazo, para que te cures hay que darte otro batazo. Más o menos como el
estereotipo de los golpes que causan amnesia en las comedias y caricaturas.
Aunque sería tu ángel de la guarda quien debería darte el porrazo.
3.- Experimentación pura: “la terapéutica Homeopática no
emplea jamás una sustancia a título de remedio, sino cuando esta sustancia ha
sido estudiada como medicamento sobre el Hombre “sano’”. En otras palabras, la
homeopatía no prueba si los medicamentos curan enfermos, sino sólo si enferman
a los sanos y con eso decide qué es lo que en verdad cura a los enfermos. O sea
que la única forma de ganar un partido es metiéndonos muchos autogoles, que son
similares a los goles y así nuestro ángel de la guarda gana por nosotros.
4.- Individualidad morbosa o individualización. “Dice
Hahnemann; ‘Cada individuo padece según su especie y dentro de su especie según
su Naturaleza propia’”. Suena muy bien, y algo de razón lleva, pero… ¿acaso eso
no contradice el principio de experimentación pura, que no se lleva a cabo en
el enfermo individual, sino en cualquier otro sano en el que no hay
individualización del morbo (que es “la selección de los síntomas actuales que caracterizan
un estado morboso”)?
5.- Individualidad medicamentosa. “definitivamente no es la
sustancia en forma material, lo que más nos interesa, sino más bien sus
virtudes crípticas, que con el método Hahnemanniano afloran y fluyen, dejando la
materia muy atrás y sirviéndonos solamente de lo virtual, que se encuentra en
la INMATERIA (energía intra–atómica léase: Materia en las altas diluciones
Homeopáticas).” O sea que para curar un garrotazo material necesitamos darle al
ángel de la guarda un garrote virtual de energía intra-atómica que hemos
liberado, para que con él nos pegue como haría para lastimar a alguien sano.
6.- Dosis mínima. Es el principio más conocido de la
homeopatía: cuanto más pequeña sea la cantidad (por eso se dice “dosis
homeopáticas”), mayor será el efecto, porque “sabemos también que la enfermedad
es dinámica y por lo tanto de orden inmaterial, de aquí que para estar en
semejanza, la dosis del medicamento deba ser también de orden dinámico–inmaterial
y por tanto imponderable”. O sea que para curar un garrotazo material
necesitamos darle al ángel de la guarda un garrote virtual (muy pequeñito
porque así tiene más fuerza) de energía intra-atómica que hemos liberado, para
que con él nos pegue como haría para lastimar a alguien sano.
7.- Dinamismo o la fuerza vital. He aquí el ángel de la
guarda que nos debe dar el garrotazo con un garrote virtual mínimo para
curarnos de un garrotazo verdadero: “La Fuerza Vital, es el rector de todas las
funciones de la organización humana, sustenta la salud, hace la enfermedad
cuando así le convenga y desata el proceso de curación, es la Naturaleza misma,
es la VIS MEDICATRIX NATURA, forma parte intrínseca del fenómeno de la vida y
cuando por circunstancias morbígenas va tomando una dirección equivocada hacia
la destrucción, lo único que necesita es un poco de ayuda, pero en el mismo
sentido de su esfuerzo”; o sea, si te va a matar ayúdala a matarte, que así te
curas. Pero, ¿qué es esta fuerza vital, este ángel de la guarda?: “es energía
Divina”, ni más ni menos.
8.- Enfermedades crónicas o miasmas: “Todos los
padecimientos tienen un nombre, pero las personas las padecen como pueden,
según su forma personal de enfermarse: A esto Hahnemann lo dio a conocer con el
nombre de MIASMAS, la escuela Alopática prefiere llamarles DIATESIS (que al fin
y al cabo es lo mismo, pero con otras palabras)”, o sea que le llaman miasmas
nomás porque les gusta esa palabra y no la otra. Y “Los tres MIASMAS antes
citados [por exceso, por defecto y por degeneración], son de tendencia crónica
y hereditaria”; es decir, que la cabeza rota por un garrotazo es
hereditaria: los hijos nacerán con la cabeza rota.
Creo que queda claro que lo único que la homeopatía
proporciona (y no en dosis homeopáticas, por cierto) es una chapuza mística y absurda que, en mi opinión, no merece llamarse medicina. Pero concluye Conde: “si verdaderamente es un científico, habría
de conocer este método, para que sepa verdaderamente lo que es CIENCIA”.
¡Finalmente concuerdo en algo!, aunque sea en parte. Al ver estos disparates se
podrá constatar mejor qué es lo que sí es ciencia.