Kermés o quermés: Verbena, fiesta, pachanga popular y benéfica.
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9 may 2011

Narcorreflexiones: Disección

El problema del narco es extremadamente complejo, por lo que, para un análisis verdadero debemos desarmarlo en sus componentes. Diseccionarlo. A mí me parece que presenta algunas facetas diferentes, con orígenes y consecuencias (y, por ende, vías de acción) distintas.

En primer lugar, tenemos el aspecto del mercado interno, asociado al narcomenudeo. Se trata, en realidad, de un problema de salud pública y libertades individuales. Sí, es verdad, las drogas hacen daño, unas más y otras menos; también las sustancias lícitas, como el alcohol, el tabaco, el café, el azúcar, los edulcorantes sin azúcar, las aspirinas. Y cada individuo tiene el derecho inalienable de decidir qué hacer con su vida, incluso arruinarla tomando teobromina (se encuentra en el chocolate), sacarosa (el azúcar de las conchas con mermelada), paracetamol. También psilocibina (de los hongos alucinógenos) o 3,4,5-trimetoxi-β-feniletilamina (del peyote). Tradicionalmente, sin embargo, en una visión inquisitorial, este problema de salud pública se ha legislado en términos de proscripción y criminalización, que lo ha convertido en un problema policiaco, de seguridad pública. Esta es una vertiente que nos compete sólo a nosotros, y que debe ser un tema de debate nacional, que requiere soluciones locales.

En segundo lugar tenemos el aspecto del mercado externo, que es un asunto de diplomacia (en el sentido de relaciones internacionales). Por lo que se sabe, la mayor parte de las ganacias del narco provienen del tráfico internacional de sustancias prohibidas. Los tratados que proscriben y criminalizan de manera especial la exportación e importación de estos productos (y mire que muchos países prohíben la importación de productos, pero se trata simplemente de un asunto de relaciones internacionales) han convertido un problema regular de diplomacia en un asuntopoliciaco y militar de gran escala y con un estatus especial. esta es una vertiente que corresponde a las relaciones internacionales, y es ahí donde debe llevarse a cabo el debate, con nuestro país asumiendo una política exterior coherente con nuestro debate interior, en vez de tratar de imponer sobre nuestra legislación nacional los intereses de los tratados internacionales.

En tercer lugar tenemos el aspecto más feo y dañino del narcotráfico, que es, en su origen, producto del manejo de las otras dos vertientes como problemas policiacos. Al proscribir una serie de industrias legítimas en principio pero que quizá sería prudente regular por su impacto en la salud pública (igual que la tabacalera, el café, los medicamentos, el alcohol, los explosivos, la alimentación), se ha criminalizado a sus empresarios y empleados por lo que, al ser tratados como criminales, se han asumido como criminales. Y han optado por la lamentable decisión de defenderse y regularse por medios ilícitos y del todo reprobables, como la importación de armas que se usan para cometer asesinatos, secuestros, extorsiones. Y a esto se ha respondido con una estrategia de militarización que participa de un círculo vicioso: los delincuentes narcos incrementan sus redes y su poder de fuego para defenderse, por lo que hay que incrementar el tamaño de los operativos y su poder de fuego, lo que ha llevado a que los narcos incrementen... Hasta ahora, sólo hemos tenido una escalada del conflicto en esta tercera vertiente (la más peligrosa y delicada), que ha ido afectando cada vez con mayor intensidad a los ciudadanos que no forman parte de las redes del narcotráfico ni de las fuerzas armadas (militares y paramilitares) que las combaten.
A estas alturas, con el grado de violencia que ha alcanzado la contienda y todo el tiempo que ha durado (no sólo en su fase actual en que la confrontación ha alcanzado las proporciones de una guerra), la solución no será nada fácil ni rápida, pero sí requiere acciones inmediatas que reduzcan, en vez de incrementar, el volumen de violencia y criminalidad que estamos viviendo. Y ello de manera consistente con lo que se haga en las dos primeras vertientes, que son, por las decisiones que se tomaron en ellas, el origen de esta tercera vertiente, que para mí es secundaria en las causas (pues deriva de las otras) pero prioritaria en su atención.

Así es como queda mi disección del narcotráfico. En mi opinión, estas tres vertientes necesitan tratamientos y soluciones diferentes, pero que deben complementarse unas a otras, ser coherentes y consistentes entre sí, y, así, conformar una unidad de acción. Pero, como siempre, ustedes que, sin duda, saben más que este zafio hablador, estoy seguro, tienen su propia opinión. Juzguen ustedes mismos.

1 comentario:

  1. Creo que las tres vertientes requieren del factor inteligencia y desafortunadamente de él carecen las mayoría de los que toman las decisiones desde arriba.
    Enhorabuena !

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